1.
Descubrimiento y excavaciones.
Desde hacía tiempo nos resultaba evidente la abundancia de restos antiguos de todo tipo esparcidos por el extenso término municipal de Monroy, como puede poner de manifiesto un rastreo arqueológico de la zona, aunque sea muy superficial. En el verano de 1970 decidimos elaborar la carta arqueológica de todo el término municipal, basándonos en la toponimia y en los restos de construcciones, cerámicas y piezas arquelógicas de las que teníamos noticias y otras que íbamos observando sobre el terreno. Nos llamó la atención el topónimo Tesoro en la finca Los Términos, propiedad del Ayuntamiento de esta localidad, lugar cercano a la dehesa de la Lucia, actualmente ubicada en término municipal de Talaván. Este hecho nos condujo a pensar en un posible asentamiento rural romano y a partir de ese momento hicimos una exploración detenida del lugar. Observamos la existencia de numerosos villares , restos de cerámica y tégula en un área bastante amplia. Este primer rastreo culminó, para nuestra sorpresa, con el hallazgo de fragmentos de mosaicos que, por encontrarse a poca profundidad, habían sido arrancados por los arados y los labradores habían apilado sobre las piedras de algunos villares cercanos . Sin duda se trataba de un yacimiento romano importante, como nos confirmó una nueva exploración y otros datos que fuimos recopilando, como la localización, en la puerta de una casa del pueblo, de la lápida solar “Suriacus” (v.epigrafía) que había sido traída desde la zona que estábamos explorando.
2. Los descubridores en agosto de 1971 3. Trabajando con espectadores (1971) El hallazgo fue puesto en conocimiento del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Salamanca, dirigido entonces por el Profesor Dr. Jordá Cerdá, quien tras visitar el yacimiento, inició los trámites para su excavación. Al año siguiente comenzó la que sería primera campaña de excavaciones bajo la dirección del profesor de dicho Departamento, D. José Rodríguez Hernández. Tanto el descubrimiento como los trabajos posteriores tuvieron cierta repercusión a nivel provincial, publicándose noticias en la prensa de entonces (fig.4) y constituyeron un verdadero acontecimiento que rompió la rutina habitual a nivel local, como puede verse en las imágenes (fig.3). En esta campaña se pusieron al descubierto diversas zonas pertenecientes a la pars urbana (parte señorial o vivienda del propietario), entre ellas el peristilo, la galería y las habitaciones provistas de mosaicos, así como la entrada , algunas salas contiguas y otras dependencias de uso agrícola al Sur .
4 y 5. Noticias en la prensa (1971 y 1973) Posteriormente, y durante casi diez años, asistimos a un período de abandono total del yacimiento (fig.5), a pesar de las gestiones que a nivel particular se realizaron para conseguir, al menos, la conservación de los mosaicos. La consecuencia de esta situación fue un alto grado de deterioro de los mosaicos (algunos de ellos habían aparecido en relativo buen estado) que habían sido dejados a la intemperie y sólo se cubrieron con una fina capa de tierra y arena pasados cuatro años . Los restos de muros de la edificación fueron desmoronándose y basas, capiteles, fustes de columnas, lápidas y otro material arqueológico que se había dejado “in situ” fueron desapareciendo. En 1981 se reanudaron de nuevo las excavaciones bajo la dirección del catedrático de Arqueología de la Universidad de Extremadura Dr. D. Enrique Cerrillo Martín de Cáceres, que continuaron de forma ininterrumpida hasta 1985. En ese primer año se desescombró la totalidad de la galería del peristilo y en 1982 se eliminaron los escombros acumulados en el centro del patio, el acceso a la galería y se realizaron varios sondeos aislados. En 1983 se terminó el desescombro de la zona residencial, el conjunto de las termas, el almacén del cerro S., el sector Oeste y parte de los talleres y el cerro N., al otro lado del arroyo. Por último en 1984 y 1985 se amplió notablemente la superficie excavada en el cerro N y se terminó la zona de talleres y termas.
2.Características generales del yacimiento.
El yacimiento, como antes hemos indicado, se encuentra en la finca Los Términos, al NO. del casco urbano, en el lugar conocido como “los Mochuelos del Tesoro”. Concretamente, corresponde a las coordenadas 2º 34’ longitud O y 39º39’ latitud Norte referidas a la Hoja Nº 678 del MTN escala 1:50.000. Las ruinas excavadas de la villa romana “Los Términos” de Monroy se extienden en una amplia zona configurada por una banda de algo más de 500 m. de longitud por 100 m. de anchura media, ocupando una superficie cercana a las 5 has. Se dispone sobre las laderas de dos cerros que alcanzan los 385 m. de altitud sobre le nivel del mar. Entre ambas laderas discurre un regato, seco durante el estío, que divide en dos partes más o menos iguales el conjunto de las edificaciones circunstancia ha dado lugar a las denominaciones de Complejo Sur y Complejo Norte que facilitan la comprensión de la estructura de la villa (fig.1). Sobre el referido riachuelo se construyó, en la época del asentamiento, un pequeño embalse. En las cercanías del mismo se descubrió hace pocos años un manantial que probablemente fue utilizado ya en época romana para el abastecimiento de agua de la villa, lo mismo que una fuente permanente que se localiza en el camino que va a la Lucia a algo menos de 1 km. del yacimiento .
6. Primera cata. Agosto 1970 7. la excavación del lado Sur del peristilo en 1971 En términos generales, una villa romana es un centro destinado a producir y transformar los bienes agrarios -agrícolas y ganaderos-. Sin embargo, con este nombre denominamos también a la vivienda del dueño, quien, como el resto de su familia, gustaba de rodearse de todo el lujo al que podía acceder con los beneficios que la propiedad agraria le reportaba. Aunque es frecuente entender por villa romana exclusivamente la vivienda, el concepto válido es el primero si atendemos a la organización-división en tres partes que hacían los romanos: La primera de ellas era la llamada urbana, zona de residencia del propietario y su familia y de los campesinos, siervos y esclavos que tenían a su servicio. La del propietario era, lógicamente, de mayor extensión que las segundas. La denominación urbana responde al hecho de que en ellas se intentaba reproducir no sólo el plano, sino el lujo y las comodidades de las viviendas de la ciudad. La segunda era la parte rústica, lugar de trabajo de la propiedad, constituida por almacenes, áreas de trabajo, establos, hórreos, etc. Por último, la fructuaria, que correspondía a los espacios destinados a la elaboración de los productos agrarios obtenidos como molinos, lagares, hornos, lanera, etc. En cuanto a la situación, el tratadista latino Columela afirma que la mejor finca es aquella que, aunque no excesivamente, está cerca de la ciudad y de alguna vía importante de comunicación. La relación con la ciudad es importante, entre otras razones, porque permite dar salida a los productos agropecuarios del latifundio y porque además favorece el estar en contacto con la vida urbana, cultural y económicamente más desarrollada que la rural. Sostiene además, que la cercanía con respecto a la ciudad facilitaba que el propietario pudiera trasladarse al campo con frecuencia para vigilar su explotación. Y además, recomendaba que estuviera cercana a un camino principal, aunque no tanto que se viera asaltada continuamente por caminantes y gentes que solicitando hospedaje, molesten al dueño. El fundus romano de Monroy participa claramente de las recomendaciones de Columela. De una parte, no está lejos de los centros políticos y económicos más importantes de la zona: la Colonia Norba Caesarina y Emérita Augusta, distantes aproximadamente 12 millas romanas la primera y poco más de 60 la segunda. Asímismo, la distancia que separa la villa de la calzada de la Plata -Alconétar- es de 15 millas, recorrido que podía hacerse en una caballería cargada en menos de una jornada.
3.
Técnicas constructivas y materiales.
Prácticamente todos los edificios conocidos se elevaron sin apenas zanja de cimentación y en ocasiones el muro monta directamente sobre las floraciones de pizarra natural. La altura que tienen en la actualidad en las partes mejor conservadas es aproximadamente la misma que tuvieron originalmente, entre 50 y 60 cm., con un grosor medio de 60. A medida que se avanza en dirección Sur, los restos de muros van disminuyendo su altura hasta convertirse en simples señales sobre el terreno y llegar a desaparecer, para volver a reaparecer de nuevo en otras dependencias secundarias, a unos 100 m. de la excavación principal. 8y9 . Tipos de muros ( fase antigua y reciente)
Esta construcción forma una especie de zócalo de sustentación a base de bloques de cuarzo blanco cortados o mampuesto irregular de pizarra, materiales ambos muy abundantes en el entorno, unidos con barro o mortero de cal y arena . La parte superior de los muretes estaba perfectamente nivelada y rematada con una capa de mortero de cal bien alisada sobre la que se elevaba el resto de la pared con tapial, técnica de construcción muy empleada hasta hace poco en la zona y que, por otra parte se ha confirmado en las distintas campañas de excavación. Todo ello se revocaba, tanto en el interior como en el exterior y se encalaba o decoraba con estucos en las habitaciones más importantes. Concretamente durante la primera campaña de excavaciones se encontró una parte de este recubrimiento interior en habitaciones de la parte señorial. Estaba formado por una capa de cal de unos 5 cm. de espesor y sobre ella una capa de estuco pintado de la que hablaremos más adelante. Las estructuras descritas , aparentemente débiles, serían suficientes para soportar peso y empujes de las cubiertas que debieron ser todas de madera, a una o dos aguas , con vigas apoyadas sobre el muro, colocándose encima una tablazón que se cubría con tegulae e imbrex . Una parte de las dependencias agrícolas tendría cubierta vegetal, de retamas o bálago.
En cuanto a los
materiales, además de la cuarcita blanca y la pizarra que constituyen los
zócalos de apoyo de los muros , encontramos en menor medida el ladrillo,
empleado principalmente para escuadrar los huecos de las puertas en forma
de jambas o pilares, en algunas esquinas y en los arcos que daban acceso a
los ábsides de las habitaciones 1 y 5. Los más frecuentes son
rectangulares, aunque había algunos cuadrados de 25 por 25 cm. y
semicirculares. Las cubiertas, como se ha dicho antes, se cubrían con la
típica tegula plana romana con rebordes, de la que aparecieron
varios ejemplares enteros y grandes cantidades de fragmentos en toda el
área excavada. El mármol es el material con el que se elaboran todos los
elementos de Los tipos de pavimento más usados son: el mosaico en las habitaciones principales de la vivienda residencial; el de lajas de pizarra que cubrían tanto el solado de la galería que rodea al peristilo como el pasillo de entrada a la vivienda del propietario; el opus signinum que revestía el suelo de la lanera y algunas zonas de las termas, y la tierra batida en la mayor parte de las habitaciones. 10.Pavimento de pizarra ( galería peristilo).
|